Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
2 Pedro 1:19 (RVR1960)
La palabra de Dios nos alienta, inspira, sostiene y nos instruye en nuestro caminar con Dios.
La Biblia es como un despertar hacia lo desconocido, pero desde ahí emprendemos un viaje maravilloso hacia el conocimiento de la verdad.
Cuando terminamos una lectura debemos de dar gracias, porque su palabra se convierte en vida dentro de nosotros y podemos escuchar su voz hablando.
En diferentes situaciones y sobre toda dificultad, podemos recordar versículos que nos alientan a seguir. Debemos de repetirlos con nuestros labios, para que hagan eco en nuestro corazón, alma, y con ello todo nuestro ser sea iluminado por su palabra, porque es la única que renueva la mente y refresca el alma.
Ahora como padres debemos de tomar la responsabilidad de instruir a nuestros hijos con la palabra de Dios y cada noche hacer nuestro devocional familiar, leer la palabra de Dios, repetir versículos y aprenderlos. Con esto les enseñamos que papá y mamá no estarán en sus vidas por siempre, pero la palabra de Dios seguirá susurrándoles a sus oídos y alentando sus corazones a no pecar.
¿Con qué limpiará el joven su camino?
Con guardar tu palabra.
Con guardar tu palabra.
Con todo mi corazón te he buscado;
No me dejes desviarme de tus mandamientos.
No me dejes desviarme de tus mandamientos.
En mi corazón he guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.
Para no pecar contra ti.
Salmos 119:9-11