"Y he aquí que una mujer cananea, que había salido de aquellos confines, gritaba diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio" (Mateo 15:22).
COMENTARIOS BIBLICOS SOBRE LO OCURRIDO CON ESTA MUJER CANANEA.
Por Matthew Henry
COMENTARIOS BIBLICOS SOBRE LO OCURRIDO CON ESTA MUJER CANANEA.
Por Matthew Henry
LEASE MATEO 15:21-28; MARCOS 7:24-30
MATEO 15 Vs. 21—28. Los más remotos y oscuros rincones del país reciben las influencias de Cristo; después, los confines de la tierra verán su salvación. —La angustia y el trastorno de su familia llevó a una mujer a Cristo; aunque es la necesidad la que nos empuja a Cristo, sin embargo, no seremos desechados por él. Ella no limitó a Cristo a ningún caso particular de misericordia, pero misericordia, misericordia, es lo que ella rogó: ella no aduce mérito, sino que depende de la misericordia. Deber de los padres es orar por sus hijos, y ser fervorosos para orar por ellos, especialmente por sus almas. ¿Tenéis un hijo, una hija, dolorosamente afligida con un demonio del orgulloso, un demonio inmundo, un demonio de maldad, que está cautivo por su voluntad? Este es un caso más deplorable que el de la posesión corporal, y debéis llevarlos por fe y oración a Cristo, que Él solo es capaz de sanarlos. —Muchos métodos de la providencia de Cristo, especialmente de su gracia, para tratar con su pueblo, que son oscuros y confunden, se pueden explicar por este relato, que enseña que puede haber amor en el corazón de Cristo aunque su rostro tenga el ceño fruncido; y nos anima a confiar aún en Él aunque parezca listo para matarnos. A quienes Cristo piensa honrar más, los humilla para que sientan su indignidad. Un corazón orgulloso sin humillar no soportaría esto; ella lo convirtió en argumento para validar su petición. —El estado de esta mujer es un emblema del estado del pecador, profundamente consciente de la miseria de su alma. Lo mínimo de Cristo es precioso para un creyente, hasta las mismas migajas del Pan de vida. De todas las gracias, es la fe la que más honra a Cristo; por tanto, de todas las gracias, Cristo honra más a la fe. Él le sanó a la hija. Él habló y fue hecho. De aquí los que buscan ayuda del Señor, y no reciben respuesta de gracia, aprendan a convertir aun su indignidad y desaliento en ruegos de misericordia.
MARCOS 7 VS. 24—30. Cristo nunca despidió a nadie que cayera a sus pies, cosa que una pobre alma temblorosa puede hacer. Como ella era una buena mujer, así era una buena madre. Esto la hizo venir a Cristo. El hecho de decir: Que los hijos se sacien primeros, muestra que había misericordia para los gentiles, y no lejana. Ella habló, no como si tomara a la ligera la misericordia, sino magnificando la abundancia de las curaciones milagrosas hechas a los judíos, las cuales en contraste con una sola curación no era sino migaja. Así, pues, mientras los orgullosos fariseos son abandonados por el bendito Salvador, Él manifiesta su compasión por los pobres pecadores humildes, que miran a Él por el pan de los hijos. Él aún sigue buscando y salvando lo que se había perdido.