“…A CADA UNO LE ES DADA LA MANIFESTACIÓN DEL ESPÍRITU…” (1 Corintios 12:7)
Antes de que un arquitecto diseñe un edificio, pregunta:“¿Cuál es su finalidad?”. La respuesta lo determina todo. Antes de que Dios te creara, Él decidió el papel que quiso que jugaras, y después te preparó para él. También planeó cada día de tu vida conforme a su plan. Escucha: “.en tu Libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar ni una de ellas” (Salmo 139:16b).
El Señor no te daría talentos y experiencias a no ser que deseara que los utilices. Tú tienes ciertas habilidades que te son dadas por Dios. No las puedes ganar o elegir – son talentos naturales. Pablo escribió: “…todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1 Corintios 12:11). Porque al Señor le gusta la variedad, todos tenemos talentos distintos. Si tú los tuvieras todos, no necesitarías a nadie más. Y eso derribaría el propósito de Dios: enseñarnos a caminar juntos, amarnos, servirnos y depender los unos de los otros.
Tus dotes no fueron meramente dados para tu propio beneficio, pero para el beneficio de otros, así como sus aptitudes fueron dadas para beneficiarte a ti. Escucha: “…a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para el bien de todos” (1 Corintios 12). El Señor lo planeó así. Si otros no utilizan sus talentos, te están defraudando. Si tú no usas tus dones, ellos son defraudados por ti. Un regalo sin abrir no tiene ningún valor. Por este motivo se nos manda a cada uno que descubramos y desarrollemos nuestros dones espirituales. Así que, ¿qué estás haciendo hoy para descubrir y cultivar los tuyos?
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