Elizabeth una Mujer Intachable
Una mujer virtuosa e intachable, era la esposa de Zacarias, un sacerdote, y la madre de Juan el Bautista, Juan fue enviado por Dios para preparar la venida de Jesuscristo. Su historia es narrada en Lucas1. en el versiculo6 dice: "Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensible en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor".
A pesar de su vida intachable , tenia muchos pesares y contratiempos. Imagina cuantas veces pidió a Dios tener un hijo, en aquellos tiempos y para esa cultura era una desgracias para una mujer no tener hijos. Y el caso era peor para Elizabeth ya que ella era del linaje sacerdotal, casada con un sacerdote. No habría quien siguiera con el sacerdocio-
La promesa de Dios.
El angel le dijo a Zacarias que Dios había escuchado sus oraciones, Elizabeth tendría un hijo el cual llamarían Juan, también le explico como debían criarlo, cual seria su trabajo y como prepararse para el momento del nacimiento. Nosotros hacemos peticiones a Dios, algunas veces durante años, y cuando Dios no contesta, dudamos. Las dudas de Zacarias no paralizaron los planes de Dios. Zacarias recibió la confirmación que quería.
La promesa cumplida.
En Lucas 1:57-64 registra el nacimiento del hijo de Elizabeth.. Los familiares y vecinos se regocijaron con Zacarias y Elizabeth antes el nacimiento de Juan. Eran muy conocidos en la ciudad, así que todos glorificaban a Dios al regocijarse con ellos. La devoción mutua de esta pareja y su obediencia al mandato de Dios fue un testimonio para los que estaban presente cuando el bebe recibió su nombre.
Pensamientos finales.
¿Que tipo de mujeres somos?
¿Somos mujeres a las que otras pueden acudir en busca de consuelo, aliento y comunion espiritual?
Respecto a la gente que nos rodea. ¿Estamos dispuestas a ayudar a los necesitados o con problemas?
¿Estamos haciendo lo que Dios quiere que hagamos?
¿Nos quejamos y protestamos por las circunstancias de nuestra vida?
¿Estamos dispuestas a no dudar de Dios cuando el conteste nuestras oraciones?
Entreguemos nuestras vidas al control de Dios. Después, con su ayuda, hagámonos el propósito de obedecer sus mandamientos.