Cualquier hecho diferencial es la “excusa” que toma el acosador, o los acosadores, para atacar a la víctima. El hecho de ser evangélico coloca a muchos niños y jóvenes en el punto de mira.
Los casos de bullying se pueden producir exactamente igual dentro de la iglesia como en cualquier otro contexto social y, de hecho, se producen. Esta es la realidad que comparte la psicóloga Lidia Martín quien, no obstante, matiza que los casos en iglesias evangélicas, por lo que a ella le consta, aún existiendo, son pocos.
El bullying, es decir, el acoso continuado que se infringe a un niño o adolescente por una o más personas de edades similares, se asocia mayormente a los centros escolares, pero la iglesia no es ajena a esta realidad, tanto por la existencia de casos dentro de las propias congregaciones como por la posibilidad de que un adolescente esté siendo víctima -o verdugo- de ese acoso en su ámbito educativo. En este sentido, cualquier hecho diferencial es la “excusa” que toma el acosador, o los acosadores, para atacar a la víctima. Por lo tanto, el hecho de ser evangélico coloca a los jóvenes de las iglesias en el punto de mira, de la misma manera que cualquier otro estudiante que tenga un rasgo distintivo respecto a la mayoría.
Si tu presencias estos actos debes rápidamente pedir ayuda para que no se de a más esta situación, no lo grabes o te quedes viendolo, actua en a favor del projimo.
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