Introducción
Cuando Dios, a través del salmista nos dice: “…Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos. No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno…” Salmos 32:8-9. Nos está diciendo que no esperemos que nos guíe como se guían a los caballos o a las mulas, porque nosotros tenemos entendimiento.
Parece que para muchos cristianos, incluidos importantes líderes congregacionales, hay que dejar de pensar, los miembros de las congregaciones no deben pensar porque les resulta más cómodo que les digan que hacer, y a los líderes porque es mejor que las ovejas hagan lo que ellos dicen así no se les desparraman o cuestionan cuando se salen de la Palabra, sobre todo cuando les piden lo que Dios no pide.
La forma de pensar del mundo moderno ha dado a luz a dos gemelos, la falta de inteligencia y la carencia de sentido, pero ya Pablo hablaba de esto y nos advertía. “…Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar…” 1 Corintios 14:20.
Donde vemos que por un lado nos dice que no seamos niños, y por otro lado que lo seamos, pero en diferentes contextos; les dice que deben ser inocentes como niños pequeños en la malicia, pero personas maduras en la manera de pensar.
Hay muchos que piensan que el único problema de la mente es que no tiene acceso a todo el conocimiento que necesita, pensando que la educación es el instrumento para alcanzar la redención, pero Pablo dice.
“…Renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad…” Efesios 4:23-24.
Significando que la mente humana no es una computadora que procesa datos y después informa estos datos al corazón para que dé una respuesta emocional.
El problema de las mentes del mundo no está en que no tienen toda la información, sino que el problema es que esas mentes están caídas, haciendo que su espíritu tenga una inclinación contraria al señorío absoluto de Dios, esas mentes están inclinadas a no ver a Dios como más digno de alabanza que ellos, o que las cosas que hacen o logran por sus propios medios.
La mente del hombre ha sido manchada por la caída
La mente del hombre ha sido manchada por la caída, como las emociones, y la voluntad, pero cuando llegamos a Cristo nuestra mente comienza a ser renovada y el Espíritu Santo nos abre la mente para que veamos cosas que antes no habíamos visto.
Es decir que la mente cristiana no es una mente que está pensando sólo en asuntos religiosos, sino que es una mente que está pensando también en las cosas más seculares, solo que lo hace desde una perspectiva cristiana.
Sólo Dios le puede dar sentido a la vida convirtiendo la locura humana en sabiduría, el mundo no solo destrona a Dios, sino que también reduce el potencial del ser humano, en tanto que la mente cristiana es una mente centrada en Dios y por lo tanto humilde que solo piensa en brindar frutos para la gloria de Dios.
Y es por eso que la mente cristiana busca la voluntad de Dios no solo en la iglesia, sino también en el hogar, en el trabajo, en la ética social y política.
De manera que una mente cristiana es una forma de pensar y una manera de mirar todas las cosas, donde la perspectiva ha sido renovada por el Espíritu Santo para moldearla con los preceptos bíblicos que reaviva frente a cada circunstancia.
Pensemos cómo evangelizaban los apóstoles, y cómo razonaban con la gente, y nos daremos cuenta de que basándose en las Escrituras muchos fueron persuadidos, y de hecho que Pablo decía: “…Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres…” 2 Corintios 5:11.
Y eso nos lleva a que en la evangelización debemos poner nuestra fe en la obra del Espíritu y no en argumentos de hombre, pues el Espíritu Santo atrae a las personas a Cristo por medio de la Palabra al abrir sus mentes para que las tengan en cuenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario