En el principio creó Dios al hombre y la mujer, y bendiciendo la natural unión de ambos sexos, hombre y mujer, formó la familia humana a la que dotó de bienes y recursos y de plena libertad para desarrollarse; el único límite que la pareja debía respetar es la norma sobre el bien y el mal establecido por Dios.
Un día el hombre y la mujer quisieron ser como Dios, seres autónomos para decidir lo que está bien y lo que está mal. Traspasaron el límite. Después intentaron ocultarlo, pero no pudieron. El daño estaba hecho. La naturaleza humana quedó afectada desde la raíz. Así llegó la enfermedad, el dolor en todas sus expresiones y finalmente la muerte a la que todos estamos abocados.
Como descendientes de aquella primera familia, todos nosotros hemos escenificado el alejamiento humano de Dios, porque todos hemos quebrantado las leyes que Dios ha grabado dentro de nosotros " Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino" escribió el profeta Isaías. Y el apóstol Pablo dejó escrito que: " Como el pecado entró en el mundo por un hombre, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron."
Dios decidió rescatarnos de nuestra condición y fatal destino haciéndose presente en nuestra realidad, en nuestra historia. Para ello escogió al patriarca Abraham quien emprendió un camino de FE y Obediencia, y Dios le prometió que en su simiente serían bendecidas todas las familias de la tierra. Con Abraham comenzó un singular proceso de revelación que continuó a través de profetas, sacerdotes, jueces y apóstoles cuyos escritos quedaron recogidos en la Biblia, señalando todos ellos hacia uno que nació y vivió milagrosamente.
En Jesucristo culmina el plan de Dios para rescatar a la humanidad. La Biblia afirma que Jesucristo es el simiente de Abraham, y también es Dios con nosotros. Él es la buena noticia que todos necesitamos recibir. Dios se hizo hombre, vivió entre nosotros haciendo suyos nuestros problemas, dio su vida en una cruz por nuestros pecados, y al tercer día resucitó para nuestra justificación.
Jesucristo vino a tratar el problema del pecado y su consecuencia final, la muerte. Él es la resurrección y la vida, el que cree en Él, aunque esté muerto, vivirá. La vida en Él es el regalo que Jesucristo ofrece a quien le responde con Fe, y mediante este escrito el está llamando HOY a la puerta de tu corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario