El cuidado de Dios para con las viudas y los huérfanos
La Biblia tiene mucho que decir acerca de las viudas, ya sea que se las mencione o no, las viudas son una preocupación de Dios. Muchos versículos hacen severas advertencias a cualquiera que de cualquier forma le haga daño a una viuda.
Cuando Dios dio sus leyes a los israelitas, estableció reglas específicas respecto al bienestar y seguridad de las viudas. Muchas eran similares a las reglas acerca de los huérfanos. Por ejemplo, leemos en Éxodo 22:22-24:
- 22: A ninguna viuda ni huérfano afligiréis.
- 23: Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré su clamor.
- 24: Y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.
La destituida viuda de un profeta
En este estudio bíblico, encontramos la historia de una mujer cuyo marido había amado al Señor, pero no se había ocupado de proveer para su familia. Después de su muerte, su viuda había quedado muy endeudada y sin dinero para pagar sus deudas. su historia comienza en 2 Reyes 4:1-4
- Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo , diciendo: tu siervo mi marido ha muerto; tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos para siervos.
- Y Eliseo le dijo: ¿Qué haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite.
- Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas.
- Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una este llena, ponla aparte.
Eliseo era muy conocido por hacer milagros mediante el poder de Dios. Esta vez, sin embargo, le preguntó acerca de lo que ya tenía en su casa. Luego le dijo que actuara con fe, usando lo que tenía a mano.
Encontramos una historia similar en el Nuevo Testamento. En Juan capítulo 6 leemos que Jesús le preguntó a sus discípulos que había disponible cuando había que alimentar cinco mil hombres. Los discípulos respondieron diciéndole que solamente tenían el almuerzo pequeño de un niño. Jesús lo tomó y lo multiplicó satisfaciendo así la necesidad de la gente.
Eliseo instruyó a la viuda que pidiera vasijas prestadas de sus vecinos. La fe de esta mujer era extraordinaria. No leemos que haya vaciado. Hizo exactamente lo que se le dijo que hiciera. ¿Qué hubiera pasado si ella no hubiera reunido las vasijas vacías? Creo que se habría perdido el milagro.
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