jueves, 15 de junio de 2017

Las palabras son el escape del corazón


  El hombre que es rebelde de corazón bien pronto proferirá palabras rebeldes, porque de la abundancia del corazón habla la boca. Para conocer la autoridad, debemos tener primeramente un encuentro con ella; de otro modo nunca vamos a obedecer. El meramente oír el mensaje de obediencia es totalmente ineficaz. Debemos tener un encuentro con Dios; entonces será puesto el fundamento de la autoridad de Dios en nuestra vida. Después, cada vez que digamos una palabra rebelde-no,aún antes que la pronunciemos, nos daremos cuenta de nuestro pecado y de este modo seremos refrenados en nuestro corazón. Si hablamos palabras rebeldes sin restricción alguna, jamás hemos tenido un encuentro con la autoridad. Es mucho más fácil proferir palabras rebeldes que realizar actos rebeldes.

  La lengua es difícil de domar. Bien pronto la rebelión de un hombre se expresa por medio de su lengua. Puede que esté de acuerdo con una persona en su presencia pero murmure de ella a sus espaldas; puede que guarde silencio frente a un hombre pero luego tenga mucho miedo que decir en alta voz. No es difícil usar la boca en rebelión. La gente de la sociedad actual es rebelde; solamente sirve de labios y se somete aparentemente. La iglesia debe ser diferente; en ella debe haber obediencia de corazón. Se sabe fácilmente si hay o no esta clase de obediencia en una persona, por las palabras que salen de su boca. Dios busca la obediencia de corazón.

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